Por Camila Parodi
¿Cómo es el rol de las mujeres que construyen política desde el feminismo popular en el contexto de guerra propiciado por la derecha y la defensa del proceso revolucionario de Venezuela?
Desde hace 17 años la República Bolivariana de Venezuela se encuentra construyendo y prefigurando una nueva sociedad, por eso se ha convertido en un faro para el campo popular nuestroamericano. Un pueblo de luz potente, que se aleja de la iluminación como experiencia de vanguardia para replicar, y se acerca a cada rincón del continente construyendo lazos para compartir y demostrar que el Socialismo del Siglo XXI es y puede ser una realidad.
Por eso, no es casual que en el actual contexto regional sea la primera en ser embestida y desmoralizada. Se trata de un pueblo consiente, que ha vivido y crecido en la construcción genuina de Poder Popular desconociendo de fronteras. Actitud peligrosa para quienes pretenden disciplinar y saquear nuestros pueblos y territorios, como lo es el vecino para el norte. Por eso, actualmente Venezuela se encuentra “pagando su desobediencia”. Sin embargo, lejos de agachar la cabeza ante el reconocimiento de su “error” de ser felices y libres, el pueblo venezolano se encuentra multiplicándose en acciones y construcciones que desafían al imperio.
Avances y logros del proceso revolucionario en Venezuela para las mujeres
“En Venezuela desde hace 17 años el proceso revolucionario ha posicionado a la mujer en otro lugar, son muchos los avances legislativos, desde la Constitución que se hizo por constituyente en el ´99 y tiene un artículo que reconoce el trabajo del hogar como uno que le aporta a la economía del país, hasta la ley del derecho a la mujeres a un vida libre de violencias que reconoce 19 formas de violencia, para penalizarlas. Hace dos años logramos incluir otras dos, el femicidio y la inducción al suicidio como una variable de la violencia psicológica”, afirmó Yolanda Saldarriaga, quien aparte de ser referente de la Escuela de Feminismo Popular tiene un trabajo de anclaje territorial en el Consejo Comunal San Ignacio del Cocuy donde día a día las mujeres construyen nuevas formas de relacionarse y organizarse.
En ese marco, Yolanda explicó que “la participación de las mujeres en el proceso es muy amplia en todas las instancias de poder popular: consejos estudiantiles, de trabajadores y trabajadoras y comunas”, y que “las vocerías están en un 70%”, al igual que sucede en el ámbito educativo donde las mujeres “representan alrededor del 60% de la matrícula en las universidades”. “También hay avances materiales, el gobierno revolucionario ha entregado más de 1 millón de viviendas de manera gratuita a muchas familias, y eso incluye un alto porcentaje de mujeres”.
La batalla contra el patriarcado y la vida en libertad para las mujeres es más dura –aunque paradojalmente sutil- desde lo cultural, “aun cuando hay un marco institucional que favorece la lucha feminista, el machismo está presente y toda la apertura de los espacios a las mujeres ha significado triplicar el trabajo, es decir, ahora tenemos más jornadas adicionales además de las tradicionales (del trabajo productivo y el reproductivo); ahora estudiamos, hacemos trabajo comunitario, tenemos aún más sobrecarga y no se ha redistribuido en la sociedad”, afirmó.
Y eso pareció abrir dentro de un proceso que ya se presenta como revolucionario las puertas a una forma de organización compleja y a la vez específica, “desde el espacio al que pertenezco, que es una articulación de colectivos y de luchadoras del poder popular, lo que venimos a impulsar es lo que venimos llamando feminismo popular, que es la transversalización de todas nuestras luchas en esos espacios, sobre todo en los espacios territoriales de construcción”.
Y avanzo en la caracterización, “ahí vamos intentando superar la representación, que las vocerías sean en igualdad (en eso se ha avanzado, tanto en los espacios de gobierno como de poder popular), pero también en cada área de trabajo, si hablamos de economía hablamos de una economía donde no haya patrón sino que desde el poder popular se impulsa la producción, la distribución; y cuando hablamos de eso, las feministas populares estamos insertando el debate sobre la redistribución del trabajo doméstico, el cómo la comuna, el territorio asume de manera colectiva el cuidado de niños y niñas, de adultos y adultas mayores, de las y los enfermos y de personas con cierta vulnerabilidad”.
La complejidad del momento político
El actual contexto de crisis en el que como ya conocemos, unos pocos controlan las necesidades básicas de muchos y muchas de forma tal, que la organización y resistencia se vea afectada. En especial en lo que respecta a mayoría de quienes se organizan y construyen en las comunas en su mayoría, las mujeres. No es casual, evidencian las compañeras, el actual ataque directo hacia las mujeres con el desabastecimiento de insumos de salud sexual y reproductiva, recursos básicos para las y los niños y artículos de limpieza e higiene que atentan directamente contra la dignidad.
Se trata de un momento político complejo, de una situación que requiere acciones colectivas, generosas y de autocrítica para superarla. Y en ese recorrido se encuentran las y los venezolanos, construyendo socialismo día a día desde abajo, exigiendo en sus prácticas la revisión de las acciones realizadas hasta el momento para enfrentar el avance de la derecha y configurar nuevas estrategias de organización.
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